Las Patentes en el software: ¿restan o suman?

La discutida patente registrada por la Warner Bros. plantea el debate sobre los límites de las patentes y su influencia directa en el desarrollo de la industria del software.

Con la patente registrada por Warner Bros. del sistema de Nemesis de los Shadow of Mordor, se ha reactivado la discusión en las redes y ha sido el tema del día, con permiso de los viajes a Andorra.

Si el  tribunal de patentes lo acepta, será imposible incluir en un videojuego un sistema por el cual cada vez que derrotas a un enemigo “especial”, éste puede volver más adelante en el juego más fuerte y con más conocimientos para derrotarte. Es decir, quedaría imposibilitado hacer evolucionar a tus enemigos conforme evolucionas tú.
Algo que se ha hecho en muchos juegos anteriormente (Oblivion, por ejemplo) sería a partir de ahora un riesgo que algunos no querrían tener, pues significaría enfrentarse a la plétora de abogados de la Warner.

Pero, ¿cómo de posible es registrar el software?



 
Las leyes en cuanto a patentes varían de país en país. En los Estados Unidos, por ejemplo, las patentes son algo más laxas que en la Unión Europea y, de hecho, se ha llegado a casos un poco cogidos con pinzas y que han provocado juicios de años y daños irreparables a la industria.

A principios de la década anterior, Samsung y Apple, por aquel entonces grandes dominadoras del panorama móvil, se enfrentaban a una salvaje guerra de patentes. La compañía de Cupertino registraba en 2012 el “cuadrado con los bordes redondeados”. Vaya, el iPad, pero con una definición tan genérica que podía mandar, si Apple (y el tribunal de patentes) quería, al infierno de la tecnología fallida junto al ET de Atari y la Wii U.


 
Por otro lado, Samsung contraatacó registrando cosas como el envío de correo electrónico, y Apple contrademandó con la patente de deslizar el dedo para desbloquear o el autocompletar del buscador. Todo desembocó en una guerra de demandas (más de 50 se pusieron la una a la otra) en 10 países diferentes, y que tuvo su momento álgido en la prohibición de la comercialización del Galaxy Tab de Samsung en Alemania.

En el sector videojuegos, Namco patentó los minijuegos en las pantallas de carga del Ridge Racer en 1995 durante 20 años, de modo que hasta 2015 no se podían poner minijuegos durante las cargas. Nos hemos comido 20 años de pantallas insulsas o de explicaciones de lore cuando podíamos haber tenido un pequeño comecocos, por ejemplo.

O BioWare patentando la rueda de diálogos del Mass Effect, el contenido por episodios de Telltale, los logros de Xbox, la cruceta en los mandos o el combat system del Dynasty Warriors.



 

¿Tiene sentido que las patentes frenen el desarrollo de la industria de esta manera, o por el contrario, si tenemos una idea tenemos todo el derecho a registrarla para que nadie se aproveche de nuestra inventiva?

¿Qué límites deben tener estos registros de propiedad para que no lleguemos a ejemplos absurdos como el de Samsung vs Apple?

¿Qué opináis vosotros?

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